Cuando el río trae, piedras suenan...

Nos hace divagar, alardear de entusiastas y proclamar eternidades que luego cargamos a cuestas en la memoria.
Nos prostituye en la sonrisa y en la hinchazón del alma hasta más no poder, sólo porque las mariposas se desprenden como enjambre.
Nos descabeza el mundo y nos lo deja al revés, tanto que las palabras no salen y la lengua se enreda en simples frases de entrega.
Nos roba la calma y perturba la vida, para bien o para lo demás, porque es el complemento perfecto entre Dios y ser humano.
Nos ata y desata, nos hace libres y esclavos al mismo tiempo; tristes y alejados; verdaderos y ocultos.
¡Oh amor, que tantas lágrimas me has permitido y más alegrías me has procurado!

Comentarios

VERO dijo…
PERFECTO... EXACTO...

Entradas populares