Andreasi, ¿chivo expiatorio?



Llama poderosamente la atención cómo en el caso de los pilotos transgresores, acusados de falsear información y firmas para obtener cantidades millonarias en dólares y euros y luego ponerlos en el mercado negro, sólo el nombre de Paolo Andreasi sea mencionado, publicado, por las autoridades.


Conversando con varios colegas de Ciudad Guayana, coincidimos en suponer (porque nadie tenía  la certeza) que Paolo estaba retirado de las competencias automovilísticas. Incluso, en las últimas reuniones para rescatar del abandono el autódromo local, se le vio pocas veces. Pero no. Corría en pruebas de largo metraje (Endurance) en Europa y Emiratos Árabes, sólo que sus resultados eran poco reseñados en los medios de comunicación venezolanos.

Debo hacer mención que nuestro interés no es defender o acusar a Andreasi, porque de eso se encargarán los órganos jurisdiccionales. No. Y en todo caso, las autoridades debieron revelar los nombres de todos o de ninguno, pues para la ley, todos somos inocentes hasta demostrarse lo contrario.

Volviendo al caso, este entramado de nombre único, hace entrever que el resto de los “pilotos” tienen más peso que Paolo, o que son tan reconocidos que podrían venirse abajo todas las ilusiones sembradas a su alrededor, por su protagonismo.

Algo debe haber cuando a casi dos semanas del “descubrimiento” (entre comillas porque Daniela Larreal ya lo había denunciado, y la única sorprendida fue la ministra Benítez), sólo el nombre de Paolo Andreasi está en la palestra entre una veintena de señalados sin siquiera un seudónimo.

Quizás alguno recordará, de la IV, al “chinito” de Recadi.


¿Es justo?

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