La gente no entiende el impacto de las medidas económicas
*** Cipriana Ramos, presidenta de Consecomercio, explica que los subsidios deben ser redireccionados para hacer una verdadera justicia social. Considera que el Gobierno se ha ido cercando y ha sustituido al sector privado en todos sus roles
Esta frase de la presidenta de Consecomercio,
de hace poco menos de mes y medio, resume el impacto de la problemática que
vive Venezuela desde hace dos años, llamada por el Gobierno “guerra económica”,
pero que sin duda los más afectados son los ciudadanos asalariados y pequeños
comerciantes. Ni hablar de los desempleados.
Dos reformas ha tenido la Ley de Precios
Justos, sin contar la creación del Indepabis y luego la Sundde. Desde entonces,
a juicio de Cipriana Ramos, Los atropellos se repiten diariamente en las
fiscalizaciones para obligar a los comerciantes a expender sus productos a un
precio regulado sin tomar en cuenta la estructura de costos para cara rubro y
de cada negocio.
“El sector más vulnerable de la población,
los trabajadores asalariados, no entienden el impacto de las medidas
económicas. Lo que entienden es que les estás quitando de la boca la comida a
través de más controles e imposiciones, y a los comerciantes los culpan. La
gente no lo entiende así”, recalca la abogada, especialista en aduanas.
País competitivo
Y es precisamente el tema importador el que
más le preocupa, porque aunque considera que nunca hemos dejado de ser
importadores, el Gobierno ha tenido la oportunidad en estos 16 años, de hacer
una economía de puertos bidireccional, al diversificar las exportaciones.
“Realmente la sustitución de importaciones
nunca se ha logrado. Eso requiere políticas económicas en las cuales participen
todos los sectores, a fin de hacer de Venezuela un país competitivo”, dijo
recientemente en un foro celebrado en Puerto Ordaz.
“Pero no lo han hecho porque es más barato
comprar afuera”, insiste. “El Gobierno se ha ido cercando a sí mismo,
subsidiando todo y a todos. Ha sustituido al sector privado en todos los roles;
no hay producción nacional, ni se importa en la misma proporción para abastecer
a todo el mercado. Mucho menos sabemos a quiénes le están dando los dólares”.
La lideresa empresarial sostiene que en la
medida que las medidas sigan afectando al mediano y pequeño productor, a los
comerciantes, seremos cada vez menos competitivos.
¿Importar huevos?
El tema de los huevos es quizás el más
reciente y alarmante para los venezolanos. De la noche a la mañana, de puño y
porrazo, como diría el populacho, el Gobierno ordenó vender el cartón de 36
unidades en 420 bolívares.
“Y los huevos no se pueden importar, menos
ahora que las fronteras con Colombia permanecen cerradas. Cómo se entiende que
sabiendo que el poder adquisitivo del venezolano cae cada vez más, siguen
poniendo trabas. La reedición del ‘Dakazo’ de 2014 no tiene el mismo resultado
hoy”.
Asegura que con el precio establecido por el
Gobierno para este producto, los productores y comerciantes no pueden
subsistir. “No tenemos, ahora, caraotas, arroz ni huevos. El Gobierno no se
paseó por los efectos de estas medidas. Hoy están llegando toneladas de trigo,
pero si no tenemos huevos, ¿qué haremos?”, se pregunta.
Mientras todo esto sucede, Consecomercio
prepara el documento para impugnar la Ley de Precios Justos. “Tenemos seis
meses para hacerlo. No habrá respuesta inmediata ni leonina, pero debemos
utilizar todo lo legalmente posible y a nuestro alcance para que no continúen
esta política de fiscalizaciones y atropellos”.
"Existe una ley cuyas penas son hasta de
18 años, con más sanciones que incentivos. Entonces, definitivamente, tiene que
revisarse, sobre todo si ataca al sector que más empleo genera en el
país".
Citó al presidente Maduro en su solicitud de
aplicar precio justo al petróleo sin que se metan actores del mercado que no lo
producen.
“Es una clara evidencia, un ejemplo, de que
el análisis de precios y la estructura de costos de un bien o servicio debe
definirla quien lo produce”, recalca.
Empresas de Guayana
Más allá de reiterar que el sector comercio,
de bienes y servicios, está depauperado en Guayana al igual que en el país,
Cipriana Ramos señala que hay formas de producir, de procesar las riquezas de
la región a través de políticas públicas claras, bien dirigidas.
“El temor no es la importación per se de los
productos terminados”, refirió cuando insistimos en el desarrollo de la
industria aguas abajo y la posibilidad de sustituir importaciones. “Antes de la
crisis cambiaria, ya éramos importadores. El asunto es que nos quedamos
importando, porque es más fácil que producir y esa es la tendencia que debemos
revertir”.
A su juicio, si toda la economía funcionara
ajustada a las libertades para competir, tendríamos mayor producción venezolana
y los anaqueles estarían abastecidos, amén de que los ingresos, el poder
adquisitivo de la ciudadanía, se recupere.
“El Gobierno tiene que entender que tiene que
dialogar y generar buenos resultados”.
Impacto de la campaña
En septiembre, Cipriana Ramos vislumbraba ya
un final de año difícil. Incluso, prefirió centrar sus esfuerzos en “lo que
vivimos hoy”, que hacer proyecciones.
Sin embargo, iniciada la campaña electoral,
no podíamos dejar de indagar sobre su apreciación en torno al impacto en la
economía de estos dos últimos meses, cuando la política es protagonista.
“Insisto en que el ‘Dakazo’ no ha tenido el
mismo efecto. Los sectores con ingresos más bajos de la población no entienden
que le estás quitando la comida de la boca, así les digas que es una ‘guerra
económica’ que armaron unos empresarios desalmados y burgueses. No. No es lo
mismo controlar y hacer cayapas con neveras y televisores, que con comida”.
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