La gente no entiende el impacto de las medidas económicas


*** Cipriana Ramos, presidenta de Consecomercio, explica que los subsidios deben ser redireccionados para hacer una verdadera justicia social. Considera que el Gobierno se ha ido cercando y ha sustituido al sector privado en todos sus roles

“Cada día tenemos más parafiscales que no se ven. El pueblo no se entera del impuesto que tiene que pagar el comerciante” (10-10-2015)
Esta frase de la presidenta de Consecomercio, de hace poco menos de mes y medio, resume el impacto de la problemática que vive Venezuela desde hace dos años, llamada por el Gobierno “guerra económica”, pero que sin duda los más afectados son los ciudadanos asalariados y pequeños comerciantes. Ni hablar de los desempleados.
Dos reformas ha tenido la Ley de Precios Justos, sin contar la creación del Indepabis y luego la Sundde. Desde entonces, a juicio de Cipriana Ramos, Los atropellos se repiten diariamente en las fiscalizaciones para obligar a los comerciantes a expender sus productos a un precio regulado sin tomar en cuenta la estructura de costos para cara rubro y de cada negocio.
“El sector más vulnerable de la población, los trabajadores asalariados, no entienden el impacto de las medidas económicas. Lo que entienden es que les estás quitando de la boca la comida a través de más controles e imposiciones, y a los comerciantes los culpan. La gente no lo entiende así”, recalca la abogada, especialista en aduanas.

País competitivo
Y es precisamente el tema importador el que más le preocupa, porque aunque considera que nunca hemos dejado de ser importadores, el Gobierno ha tenido la oportunidad en estos 16 años, de hacer una economía de puertos bidireccional, al diversificar las exportaciones.
“Realmente la sustitución de importaciones nunca se ha logrado. Eso requiere políticas económicas en las cuales participen todos los sectores, a fin de hacer de Venezuela un país competitivo”, dijo recientemente en un foro celebrado en Puerto Ordaz.
“Pero no lo han hecho porque es más barato comprar afuera”, insiste. “El Gobierno se ha ido cercando a sí mismo, subsidiando todo y a todos. Ha sustituido al sector privado en todos los roles; no hay producción nacional, ni se importa en la misma proporción para abastecer a todo el mercado. Mucho menos sabemos a quiénes le están dando los dólares”.
La lideresa empresarial sostiene que en la medida que las medidas sigan afectando al mediano y pequeño productor, a los comerciantes, seremos cada vez menos competitivos.

¿Importar huevos?
El tema de los huevos es quizás el más reciente y alarmante para los venezolanos. De la noche a la mañana, de puño y porrazo, como diría el populacho, el Gobierno ordenó vender el cartón de 36 unidades en 420 bolívares.
“Y los huevos no se pueden importar, menos ahora que las fronteras con Colombia permanecen cerradas. Cómo se entiende que sabiendo que el poder adquisitivo del venezolano cae cada vez más, siguen poniendo trabas. La reedición del ‘Dakazo’ de 2014 no tiene el mismo resultado hoy”.
Asegura que con el precio establecido por el Gobierno para este producto, los productores y comerciantes no pueden subsistir. “No tenemos, ahora, caraotas, arroz ni huevos. El Gobierno no se paseó por los efectos de estas medidas. Hoy están llegando toneladas de trigo, pero si no tenemos huevos, ¿qué haremos?”, se pregunta.
Mientras todo esto sucede, Consecomercio prepara el documento para impugnar la Ley de Precios Justos. “Tenemos seis meses para hacerlo. No habrá respuesta inmediata ni leonina, pero debemos utilizar todo lo legalmente posible y a nuestro alcance para que no continúen esta política de fiscalizaciones y atropellos”.
"Existe una ley cuyas penas son hasta de 18 años, con más sanciones que incentivos. Entonces, definitivamente, tiene que revisarse, sobre todo si ataca al sector que más empleo genera en el país".
Citó al presidente Maduro en su solicitud de aplicar precio justo al petróleo sin que se metan actores del mercado que no lo producen.
“Es una clara evidencia, un ejemplo, de que el análisis de precios y la estructura de costos de un bien o servicio debe definirla quien lo produce”, recalca.

Empresas de Guayana
Más allá de reiterar que el sector comercio, de bienes y servicios, está depauperado en Guayana al igual que en el país, Cipriana Ramos señala que hay formas de producir, de procesar las riquezas de la región a través de políticas públicas claras, bien dirigidas.
“El temor no es la importación per se de los productos terminados”, refirió cuando insistimos en el desarrollo de la industria aguas abajo y la posibilidad de sustituir importaciones. “Antes de la crisis cambiaria, ya éramos importadores. El asunto es que nos quedamos importando, porque es más fácil que producir y esa es la tendencia que debemos revertir”.
A su juicio, si toda la economía funcionara ajustada a las libertades para competir, tendríamos mayor producción venezolana y los anaqueles estarían abastecidos, amén de que los ingresos, el poder adquisitivo de la ciudadanía, se recupere.
“El Gobierno tiene que entender que tiene que dialogar y generar buenos resultados”.

Impacto de la campaña
En septiembre, Cipriana Ramos vislumbraba ya un final de año difícil. Incluso, prefirió centrar sus esfuerzos en “lo que vivimos hoy”, que hacer proyecciones.
Sin embargo, iniciada la campaña electoral, no podíamos dejar de indagar sobre su apreciación en torno al impacto en la economía de estos dos últimos meses, cuando la política es protagonista.
“Insisto en que el ‘Dakazo’ no ha tenido el mismo efecto. Los sectores con ingresos más bajos de la población no entienden que le estás quitando la comida de la boca, así les digas que es una ‘guerra económica’ que armaron unos empresarios desalmados y burgueses. No. No es lo mismo controlar y hacer cayapas con neveras y televisores, que con comida”.

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