La distorsión del "cestatriste"
Definitivamente, y sin ser erudito, este Gobierno nunca usó
una brújula para navegar la economía. Mucho menos ha entendido el valor del ser
humano trabajador, quien estudia, se capacita y profesionaliza para dar lo
mejor de sí. No ha entendido el valor del trabajo.
En Venezuela existe un mal llamado bono de alimentación, que
hoy no es tal. Y analizo.
Con las “medidas” económicas de este miércoles, la cestatriste, como le he llamado en los
últimos años, supera al sueldo mínimo de un trabajador de base. A juicio muy
particular, esto refleja la actitud que ha tenido el Gobierno desde hace 17
años de tratar a los trabajadores como borregos, y hacerles creer que a pesar
que ganen poco, “papá presidente” les da un “bonito” para que se queden
tranquilos. Pero no termina de valorar el trabajo y la dedicación de cada uno
de estos hombres, a través de remuneraciones ajustadas a su esfuerzo y su
conocimiento. Mantiene al trabajador ganando un sueldo pírrico, pero le da un “bono”
para “redondear” y esperar el 1° de mayo un nuevo ajuste. Y continuar la
demagogia.
Esto es una distorsión sin parangón, a nuestro juicio, en la
historia socioeconómica de Venezuela. Y no había dinero para darle un bono de
alimentación y medicinas a jubilados y pensionados. ¿Y ahora cómo harán para
desembolsar miles y miles de millones para hacer los ajustes populistas? ¿No
era mejor aumentar la gasolina, que era un clamor, y aguardar hasta mayo para
tener resultados y analizar un aumento salarial?
La división del trabajo es el principio de la evolución
social. Lo decía Augusto Comte, el padre del positivismo y furibundo altruista.
En los últimos 17 años, el Gobierno ha propagado como plaga, entre inocentes,
la dádiva, el esperar un subsidio, la “ayudaíta”.
No ha enseñado a pescar, como Jesús (y tanto que le mencionan).
No ha valorado el concepto profundo del trabajo, su fuerza para levantar
naciones enteras arruinadas por las guerras. El Gobierno está empecinado en
mantener poder cueste lo que sea. Y así no se construye ni reconstruye un país.
Esta vorágine de improvisaciones sigue hundiéndonos a
millones.
(Disculpen, queridos lectores, mi tono en este artículo. Yo
también soy un ser humano)
Recomiendo leer también este artículo de María Hermida Moreno en http://deslinde2011.blogspot.com/2015/11/por-maria-e.html
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