Responsabilidad ante los cambios

Dicen que lo evidente no necesita demostración, axioma innegable.
En las organizaciones, exteriorizar las crisis las hace vulnerables, blanco de competencia desleal, inclusive.

Los errores, las equivocaciones, los malos pasos o los pasos que no se dieron, que sumados a factores externos generaron crisis, deben ser evaluados en lo interno y, dependiendo del tipo de organización, hacer públicas en mayor o menor grado las soluciones o decisiones, antes que dar razones del por qué se está envuelto en un torbellino que, en última instancia tiene solo dos grandes aristas: morir o reinventarse.

Y esto lo están haciendo muchas organizaciones venezolanas, en todos los ámbitos socioeconómicos, con la frecuencia casi diaria obligadas por los cambios drásticos, sorpresivos de la realidad. Una volatilidad que no muchos empresas están dispuestas a sobrellevar.

Sin embargo, hay alternativas. Congelarse no es una. Hay que plantear hitos, hacerse responsable por los cambios que impulsamos como decía Stephen Covey (proactividad); meter el dedo en la llaga y proveer soluciones de corto y mediano plazo que permitan mantenerse en la cresta de la ola, o por lo menos a flote, hasta que las aguas calmen.

Esto a la vez regenera la motivación del capital humano, enfocado en el desarrollo de todos los procesos organizacionales con el plus de la innovación, la creación y el fortalecimiento.

Nadie dijo que es fácil, pero si dentro de la organización ha existido comunicación y trabajo en equipo, además de una sana gerencia, es cuestión de tiempo para recompensar el esfuerzo.

Nunca pida a su equipo sacrificios. Actúe como un dinamo de ideas, fomente la participación, y seguro todos sentirán y actuarán en consonancia con la organización.

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