¿Qué hacer ante líneas editoriales comerciales y sumisas?
En toda la historia del periodismo han existido directores comerciantes y sumisos, que colocan periódicos, radiodifusoras y canales de TV al servicio de un grupo, régimen, personalidad o sistema.
Habría que tener una venda del tamaño de una
bandera para negar esta realidad que, estimo, nunca acabará mientras los dueños
de medios no sean periodistas.
Lo grave de esto es que utilizan y
desmoralizan a periodistas, muchos jóvenes aún que dan sus primeros pasos en la
carrera. Los desmotivan y hasta los enfrentan al dilema, muy humano, de
convertirse en palangristas a imagen y semejanza de sus directores.
De allí que una buena formación familiar, una
excelente educación y una mejor pasantía, permite a los comunicadores formarse
criterios cónsonos con el ejercicio periodístico, el objeto de la comunicación
y la conciencia del impacto que tiene sobre la población.
Pocas veces nos habíamos enfrentado a
situaciones similares tan seguido. En Venezuela, la actitud sumisa de los “comerciantes
directores” de medios de comunicación está arrastrando el periodismo al vacío,
de no ser por las muchas excepciones del talento y la vocación genuinos de quienes
seguimos luchando por revertir esta tendencia que, insisto, desmoraliza.
No conforme con estar ubicados entre los
profesionales peor remunerados, el comunicador social empleado enfrenta atascos
cada vez más ingentes para su excelente desempeño, mientras personas, grupos y
gobiernos siguen comprando las conciencias de sus jefes.
¿Qué hacer? Desde adentro, como gerentes,
motivar al profesional del periodismo a buscar y publicar la verdad, todas las
aristas de un hecho noticioso y profundizar en las causas y consecuencias para
abrir el compás a la opinión pública.
Formar la opinión pública es cuesta arriba
cuando existen directores comerciantes y sumisos. No obstante, las estrategias
de redacción, los diversos estilos y la presentación son herramientas para
persuadir a estos mercenarios de la noticia.
Desde afuera, desde las universidades
especialmente, entregar a los estudiantes de comunicación más información de la
realidad del entorno laboral. Muchas veces, en la academia, nos llenan la
cabeza con puros pajaritos, pero no nos enseñan a volar. Y cuando nos lanzamos
a la calle, nos topamos con el verdadero ejercicio, donde además de afrontar el
hecho noticioso, se enfrentan las mañas, vicios y secuelas de otrora.
Hacer conciencia de esto es una tarea que
debemos emprender todos desde cualquier plataforma, independiente o no. Así
lograremos que cada vez haya más medios de comunicación libres y ejerceremos la
libertad de expresión sin escondernos.
Para cerrar, enseñen a sus hijos a pensar y
tomar decisiones, no a obedecer.
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