Salirse del promedio
Altuve, grande entre los grandes |
Con apenas 24
años, cuatro en Grandes Ligas desde su debut en 2011 con los Astros de Houston,
1.70 de estatura y 79 kilos encima, este joven maracayero está en boca de todos
los aficionados en Estados Unidos desde hace rato. Es el segundo mejor bateador
de los dos circuitos (.339), el mejor hiteador (127 hasta el miércoles), quinto
en dobles (27), segundo en estafadas (41, sólo lo han puesto out en tres
ocasiones). OJO, repito, en todas las mayores en este momento.
Y es que Altuve
se salió del promedio, quebró la métrica del deporte, de la ciencia de lo
preciso anatómicamente, de la fisiología. Y hay algo que se llama confianza que
seguramente ha influido en todo este desempeño extraordinario.
Desde su primer
turno el 20 de julio de 2011 contra los Nacionales de Washington, aún en la Liga
Nacional, dijimos que si le daban confianza, si le daban juego diario, más
turnos, si no lo colocaban como alternativa sino como titular en el line up,
haría estragos. Y así lo demostró en ese primer y corto mes de su debut. Bateó
para .359 (de 39-14), y de allí su historia la escribe sin complejos.
Sin ser muy alto (está
por debajo del promedio de la MLB) ni musculoso, este venezolano nos está
enseñando cómo ser quien queremos ser a pesar de las condiciones adversas del
entorno, de la norma, del común denominador.
Precisamente, la
interacción con el entorno, desde niños, nos provee las herramientas cognitivas
y físicas para crecer fuera del promedio y destacar en lo que nos propongamos.
¿Cuántos hemos
desechado una idea, un sueño, simplemente porque desconocemos el final del camino
o tememos equivocarnos y regresar al principio? ¿Cuántas veces hemos dicho que
no a una propuesta antes de revisarla y darle más peso a lo positivo? ¿Hasta
dónde hemos sido capaces de llegar si no tenemos eso que llaman “piso” para
seguir adelante?
En la vida, en la
familia, en los negocios, en la soledad, nos cuestionamos y nos cuestionan en innumerables
ocasiones, en todas las formas y con cientos de efectos en nuestra psique que,
a la postre, terminan debilitando al alma y al cuerpo. Pero eso solo pasa si lo
permitimos.
Sentirnos “pequeños”,
“menos que” o “inferiores” por no poseer ciertas características anatómicas o por "desventajas sociales", es
la actitud que mayor impacto tiene a nuestro alrededor y coloca mayores
escollos en nuestro camino al éxito, pues ni siquiera nos va a permitir “estar
en el promedio”.
Muchos
abandonamos nuestros sueños e ideas porque tuvimos que trabajar muy chicos,
parimos muy jóvenes, no tuvimos suficiente dinero para estudiar sin trabajar;
en fin. Se me ocurren miles de excusas que hemos repetido hasta la saciedad y
hemos escuchado.
Pero no. Salir
del promedio depende de nosotros, aunque carguemos con demonios de la niñez o
de la pubertad, esos que nos hacen temer más al desenlace que al propio camino;
esos demonios que no nos permiten ver las bondades de una idea o proyecto, sino
lo borrascoso de la cumbre.
El cuerpo está
donde tu mente y corazón palpiten. Hacerse feliz debe ser el primer paso para
sonreír toda la vida y el primer recurso para sobrellevar el peso del tiempo y
las circunstancias, porque no estamos solos.
¡Qué grande eres,
José Altuve…!
PD: En el mundo
hay muchos, millones diría yo, casos como el de José Altuve. Pero permítanme
cifrar mis esperanzas en que éste sea motivo para que otros sigamos encaminando
nuestras vidas, y crezcamos de adentro hacia afuera.
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